El dolor de volver a verte.

El otro día te volví a ver, mientras yo era un remolino de nervios tratando de no tener el décimo atracón en tres meses, te vi ahí. En el parque cruzando la calle de la cafetería en la cual me encontraba yo sentada jugando con mi café puro y amargo. Te vi de la mano de la chica más linda que haya visto en mi vida, y sentí como si algo me golpeaba en el pecho. Volví a ver tu sonrisa torcida y la manera en la que tu solo hoyuelo se marca, como sostenías una delicada mano pálida con tu fuerte brazo y como metías tu otra mano en el bolcillo de tus pantalones. También vi como el viento de Julio remolinaba tu cabello apenas crecido. Vi la forma en la que tus ojos color ámbar se achinaban por como el viento hacia que tu pelo de frente se interponga en tu vista. Tenías tus usuales jeans y campera de cuero. Tu mochila y tu remera de alguna banda antigua de rock (las cuales te vuelven loco).
Me sentí mal, mientras yo era un desastre emocional desde hace seis meses, seis meses los cuales desapareciste, seis meses de no sentir tus besos, tus carias, tu piel y escuchar tus palabras de consuelo. Me sentí tan mal, al ser una estúpida por soltarte de mis brazos y dejarte correr lejos. Estaba enojada con migo, no con vos, nunca con vos. Pero por otro lado estaba feliz, por varias cosas: la numero uno era por volver a verte, la numero dos por volver tu sonrisa y número tres porque sabía que estabas feliz y mejor así. Y te amo mucho como para retenerte y ser tan egoísta. Nunca lo haría, nunca te lo haría.
Aguantaste mucho tiempo a una chica con problemas y trastornos. Problemas con su mente y su cuerpo. Trastornos a la comida y a su propia vida. La verdad nunca voy a entender que te tenía a mi lado. Capaz te la chupaba bien o capaz me querías en serio.
El día que decidiste irte de mi vida recuerdo haberme fumado dos paquetes de cigarrillos mentolados, recuerdo haber robado una botella de whisky a mi abuelo (la cual nunca supo que desapareció). Recuerdo deprimirme con la música más melancólica, pija y triste que tenía en mi teléfono y encontré en YouTube y también me acuerdo de que deje de comer por un mes (por cierto, gracias por eso).
Nunca voy a olvidar el fuego que me hacías sentir, como hacías que todo el mundo pare y como me hacías ver las cosas de manera diferente. ¿Cómo aguantabas mis gritos hacia la nada? ¿Y mis cambios de humor?  ¿Mis odios hacia todo? Se la respuesta, porque sos un ángel. Mi ángel. Y como me hacías sentir hermosa sin importar como este vestida, arreglada o peinada. Quiero volver a sentir tus carias, tu olor y tu calor. Pero sé que se me hacia difícil dejarte ir.
Ese día que te volví a ver se me llenaron los ojos de lágrimas, pero no quería llorar. No porque no te llore todas las noches, si no que había gente en el local y estaría montando una escena muy vergonzosa.  
Hiciste que la impresionante rubia a tu lado se riera como una tonta de algo que habías dicho. De alguna de tus locas ocurrencias. Me pregunto como estas. ¿Cómo está tu banda? Escuche que iban a tocar en El Niceto, eso es grande y sé que de seguro estas como un nene en navidad cuando le dan su primera bicicleta. ¿Cómo está tu hermano? ¿Tú mama? ¿Los chicos de la banda? O como estas vos simplemente.
Siempre hay muchas cosas que quise decirte y agradecerte. Pero no pude y nunca voy a poder decírtelo. Y aunque quería seguir viéndote ya no iba a durar mucho tiempo viendo como la veías a ella. Vi un brillo más intenso en tus ojos y eso es obvio. Ella debe ser perfecta y mejor. Debe ser normal, se debe sentir en el quinto cielo y agradecida de saber que estas a su lado, debe estar viviendo el cuento de hadas. Y cuando vi como la tomaste de la cintura y enterraste tu nariz en el hueco de su cuello, mis labios temblaron diciendo que estaba a punto de largarme en un charco de lágrimas.  Vi cómo te volviste a ella y me descuide un segundo en tirar mi café a la basura (el cual solo tenía dos sorbos pero ya me sentía asqueada y sin ganas de tomarlo) y cuando volví a fijar la vista en ustedes dos pude ver como la besabas. Como los dos se traban de decir ‘te amo’.
Se veían bien juntos. Muy bien.
Estaba fascinada por saber que ya me habías olvidado y habías hecho tu vida de nuevo. Y creo que eso fue algo que me hizo reaccionar y decir ‘tenes que hacer tu vida y vivirla bien’ solo fue una idea de un segundo, pero esta vida de dolor y oscuridad era lo único que conocía, era como me enseño mi madre a vivirla y lo que veía en mi casa, solo iba a dejar que te fueras solo de mi mente o guardarte en el fondo de mi corazón en mi caja de cristal.
Quería sonreir por vos, pero no pude y me dolía la menara en la que le sonreías a ella.
Así que solo hice lo que me quedaba por hacer salir de esa cafetería e ir a mi casa y hundirme en mi cama con mis auriculares a llorar y luego a dormir. Salí por la puerta de atrás para que no me veas y arruinarte tu felicidad.
Eso es lo que te mereces, ser feliz y al  lado mío nadie puede serlo.

Te amo, no lo olvides por favor. O mejor si hacelo, no sirve que tengas algo malo y sucio opacando tu vida. Adiós.





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